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KADHIM JIHAD 

Recuerdo

El recuerdo habita en el corazón treinta años,

y a continuación se abre en la sangre

una rosa obvia.

Los recuerdos se generan de eventos quizás

no vividos,

se generan de casos vagos, y cada vez, anda hacia

un pasado de tiempo inmemorial, ese cuerpo se examina en él,

convive con ellos, como hacemos en presencia de un ser extraño

a quien, por educación, respetamos en exceso.

 

Con la perseverancia de un sastre ciego

teje el corazón de su melancolía

una bola grande

se dispersa en todas las direcciones,

y se recoge alrededor de un eje invisible.

 

Como un ave de hierro

el hastío se cierne alrededor de la piel de este poema.

 

Ramos de flores

De repente, se hizo viejo, y no estaba preparado para eso; de repente, encontró su vida contada por décadas de años. Años acudidos como furgones dislocados de un tren apurado en el desierto, independientemente de las instrucciones del conductor; hubiera querido ser él aquel conductor libre de cualquier atención. Soñó con un inmenso desierto, lo cruzaba como un sonámbulo, fascinado por las imágenes de la arena, la inmensidad desnuda y el fulgor de los espejismos acariciando su imaginación herida y su perpleja lozanía.

Pensó en sentarse en intersecciones contando los transeúntes, en ramos de flores que regalar a músicos ciegos que se mezclaban con sus instrumentos, pensó que él era el músico ciego guiado por sus hijos a un oasis de sensaciones que pasó toda sus vida en busca de él, pensó en un truco que le permitiera romper las barreras y los números, y que su vida le pareciera como una frase musical que se eleva y continúa sin principio ni fin.